viernes, 22 de mayo de 2020

CUENTO: LA FUENTE DE LOS CINCUENTA CAÑOS


Buenos días:

Finalizamos la semana con un cuento que nos envía de nuevo nuestra socia y voluntaria Teresa Abadía. Leedlo con mucha atención que este es de su propia cosecha.
Os deseamos un feliz fin de semana a todos y a todos.

La Fuente de los cincuenta caños
Ver las imágenes de origen
La fotografía es de La Fuente de los 100 caños, Villanueva del Trabuco (Málaga)

Aquel día Antonio se levanto temprano, tenía intención de hacer una excursión hasta la fuente.

Dicen las gentes del lugar que el agua de esas fuentes tienen propiedades curativas.

Preparó su equipo de buen caminante y emprendió el camino. Después de caminar un par de horas llego a su destino. Se sentó a la orilla del rio que estaba junto a la fuente y se dispuso para almorzar un poco.

El sonido del agua discurriendo por el rio le relaja mucho.

De pronto le llamo la atención un  hombrecillo todo vestido de oscuro y de apariencia muy débil  con una gran tinaja. Se le acerca

¡Buenos días! Perdone ¿No es de aquí verdad?

¡Buenos días! contesto. ¡Pues no señor! La verdad que no. Pero me llama mucho la atención

¿Por qué dice eso? Pregunta el hombre.

Porque es un sitio precioso.

¿Viene Ud. Muy a menudo? Le pregunte.

Yo vengo cada día, tengo que llenar mi tinaja de agua para mis necesidades.

Pues hoy no creo que la llene, comente, esta la fuente seca, de vez en cuando cae una pequeña gota de agua.

No importa le contesto el hombrecillo.

Coloco su tinaja debajo del grifo y se dispuso a marcharse.

Antonio le dijo: deja ahí su tinaja? Si no sale agua

La dejare y mañana vendré a por ella, algo de agua recogeré.

El hombre se marcho.

Antonio se quedo un rato mirando la fuente y pensó: No creo yo que recoja este hombre agua. En fin, se dijo, y prosiguió su marcha.

Durante todo el camino de regreso y toda la noche, Antonio no podía quitarse del pensamiento lo ocurrido y la confianza que el hombre tenía en que llenaría la tinaja, ¡pero si no salía agua¡ se decía una y otra vez.

A la mañana siguiente seguía con el mismo pensamiento.

Decidido emprendió la marcha hacia aquella fuente; la curiosidad se estaba apoderando de él.

Después de un buen rato de caminar llego al lugar, allí estaba el hombre mirando el agua recogida.

Se acerco y pregunto con sorna: ¿Que se ha llenado o no se ha llenado?

Mírelo Ud. Mismo.

Estaba a medio llenar.

Se quedo asombrado. Bueno no está mal la cosecha le dijo.

El hombre cargo con la tinaja en un carro y desapareció poco a poco de la vista de Antonio.

Estuvo un rato contemplando la fuente y se dio cuenta que el caño por donde salía el agua estaba rajado por un lado con lo cual el agua se desperdiciaba, Se filtraba por la pared. ¡Pobre hombre, no creo yo que esta fuente le pueda servir mucho tiempo!

Fueron pasando los días y los meses y un año.

Una mañana decidió salir a dar un paseo, pensó en la fuente y hacia allí se encamino.

Cuando llego quedo perplejo, el lugar estaba mucho más bonito y verde, en lugar de un caño tenia cincuenta caños, la pared que sostenía la fuente estaba llena de yedra. Se había convertido en un precioso lugar.

Cuando aún no había salido de su asombro llego el hombrecillo con su carro y cincuenta tinajas.

¡Hombre Ud. Por aquí! Le dijo

Si y estoy impresionado. ¿Qué ha pasado? ¡Han realizado obras o que ha pasado aquí?

Vera Ud. La fuente perdía agua, yo pensé que no podía ser, el agua es vida, así que pensé en ir añadiendo caños al caño roto, poco a poco, fíjese que caudal tenía en su interior, que da de sí, para cincuenta caños; con lo cual ya no tengo que venir cada día.

Además mire como esta de frondoso todo lo que rodea la fuente, el agua que se perdía, ha hecho que se haya poblado todo de yedra y preciosas flores.

Antonio se quedo pensando en esta historia durante mucho tiempo.

 

                 Teresa Abadía Torralba
Fuente Cántaros de Agua sobre Pared de Ladrillo - Luces LED 379,99 €

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares